miércoles, 27 de mayo de 2009

Tú los ojos yo la boca.
Tú, párpado que abre la noche y la interroga
Yo, palabra que despierta y le susurra, la nombra.

Tú, la luz y la sombra
Yo silencio, cadencia de sonidos
Tú espía de paisajes clandestinos

Tú, viajero que recorre los andenes
Yo, escribano de tus viajes citadinos.

Tú, observador de estrellas moribundas
Yo, oráculo de su oscuridad en la palabra:

Avistas un cometa, lo recorro con mi lengua,
Atrapas una piedra, la bautizo con mi nombre,
Extrañas a la muerte, la convenzo de que duerma.


El mundo de los ángeles recuerda su olvido

Tus ojos los dibujan
Mis besos los condenan
Tus manos los atraen
Mi lengua los provoca
Tu lápiz los conoce
Mi lápiz los conoce

Tú mirada, yo beso
Un conjuro nos convoca.

domingo, 24 de mayo de 2009

Canto al Ángel olvidado

Un día el cielo rompió el silencio
y un ángel olvidado cayó sin remedio.
Era uno de tantos
Un triste ángel de alas nocturnas,
Condenado a vagar por la tierra
Presintiendo el amor tras las esquinas
Anhelando tenerlo, sentir un beso

Su condena era el olvido
Lejos de Dios y lejos del mundo,
Volando corto sobre los hombres
Sin poderlos tocar, sin ser nunca visto.

Hizo un nido de pájaros en mi buhardilla
Se consumió solitario bajo las piedras
Amigo de los gusanos, de los insectos
Ausente y triste como una grieta.

Llamó a la muerte, pero no vino.
Rompió sus sueños contra el pavimento
Me susurró al oído
y cercana oí su voz de viento,

le canto palabras a mi ángel perdido:

Ángel olvidado, ángel vencido
Conjuro mi oración mientras me arrastra el sueño

Ángel olvidado duerme conmigo,
Abrázame con ese olvido pesado que arrastras
y déjame cubrirte con el mío.

domingo, 17 de mayo de 2009

Carta prohibida al Ángel olvidado

Ángel que deseo:
Si el Dios que te desconoció te condenó al olvido, incluso ignorando tu deseo, yo, una mortal con alas de mariposa hambrienta, te comparto el ardor que me tortura.
Mi ángel, tu sangre me hierve en las venas. Mi cuerpo se desintegra con tu aliento moribundo y no puedo más que revolcarme en estas sábanas empantanadas de sudor y cerrar los ojos para no ver sobrevolar tu nombre.
Te metes en cada letra por mi boca. Abres suavemente mis piernas y hundes tu lengua de insecto prehistórico en mi.
¿Puedes sentir cómo mi cuerpo se deshace en fluidos blanquecinos que huelen a flores marchitas y dispongo mi esqueleto para que lo partas en mil pedazos, en migajas de recuerdos, en cristales de luz que mueren como gotas de agua que besan a la asustada llamita de fuego?

Mi piel que tiene una memoria de árbol antiguo, te invita a morir a su lado.

Ángel olvidado, ángel perdido, siembra tu sombra en mis labios, déjame probar nuevamente tus manos que me atraviesan como dagas, haz explotar tu soledad en mi boca, déjame dormir con el sabor de tu inmortalidad en la superficie de la lengua.

Ángel silencioso, susúrrame al oído tu historia; deja que conozca el interior de tus ojos, arrópame con ellos, levántame de este suelo tedioso y préstame tus alas negras para sobrevolar tu olvido y el mío: a veces tengo alma de hoja seca y me desintegro hasta desaparecer. Desaparece una noche más conmigo.

martes, 5 de mayo de 2009

ALTER EGO

A la princesa de los charcos

No soy Alicia, soy su sombra
Soy su soledad tras los párpados, soy su duda,
su temor de ser,
sus ojos condenados a morir ahogados en una lágrima que se desborda.

No soy Alicia, no soy Adriana, soy sus sombras.
Soy la silueta de dos fantasmas que alientan su ficción escupiendo en el papel.

No soy Alicia. Alicia no soy.
Soy la cicatriz de un nombre.

No soy Adriana.

Mis manos no son pájaros
Mis ojos no son pájaros
Mis besos no son pájaros
Mis pájaros no son pájaros.


No soy más que un ombligo desnudo, hondo, oscuro.
Un silencio que se pudre
No soy Alicia, no lo recuerdo.

Si no soy Alicia me quedo muy sola
Adriana, querida, invítame a pasear al mediodía.
No soy tu, soy tu sombra.

domingo, 3 de mayo de 2009

Horóscopo de Alicia para el mes de mayo

Alicia, tu jardinera azul está manchada de mangos, tu pelo ha crecido y se ha hecho oscuro. Amas los libros sin dibujos, te has hecho amiga de un ángel. En pocos meses tu país de maravillas dejó la ficción, ahora simplemente es el mundo de lo incierto.
No te importa caer en un agujero de oscuridad perpetua si vas acompañada del conejo del tiempo; no te importa no volver a tu casa de muñecas, a tus juegos, al té y las galletas de las cinco, a tu siesta plácida del mediodía. Quieres un poco de oscuridad en los ojos, quieres que tu espalda sea una noche estrellada y que el ángel la contemple y quiera besar tu luz.
Mayo trae lluvias y has perdido tu paraguas. Perdiste también tu parafuegos, tu pararayos, tu paravientos, tu paragolpes, tu parabesos, tu parasueños, tu paramiedos, tu paralabios, tu parapieles.
Prepárate para recibir el ardor del fuego en el centro de tu cuerpo, la centella que partirá tu soledad como a un árbol; déjate elevar sobre nubes de algodón por una ráfaga de viento, que su fuerza te golpee la tranquilidad. Abre los labios como flores de mayo, mariposas despiertas, madreperlas exhaustas de lamer el grano de arena. Sueña con las alas de una mariposa negra que te abarcan y te invaden el vientre; ámalas en sueños mientras las moja tu deseo. Aleja la sombra oscura de la eternidad, los fantasmas del miedo, besa los ojos tristes de un príncipe, aprieta sus labios con los tuyos, paséate de su mano por el reino que comparten. Pero no crezcas Alicia, no te lleves tus manos de filigrana, ni te escondas tras la sombra de nadie, ni te lastimes por los pasos que ya diste.
Mayo virginal, frío y lluvioso, mayo te dará otro manojo de palabras, construye una casa para ellas, no sabrás cuándo quieran mudarse de ti.