Una mariposa solitaria vuela dentro de mi boca.
Extiende sus alas polvorientas y se desase en sacudidas
Suicidándose entre mis dientes.
Habla por mi.
Le repite a todos cuánto los quiere
Y les lanza besos de colores vivos, fríos como cadáveres
En la oscuridad reza con sus patitas finas ancladas a mi lengua
Y suplica la soledad y el silencio
Yo rezo porque quisiera ser ella
y cada noche escapar de mi.
Noviembre de 2008
Adriana Carreño
lunes, 16 de febrero de 2009
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