lunes, 13 de abril de 2009

¿Dónde estaba escrito?

Nadie ha podido averiguar que clase de conjuro abre o cierra el alma de un hombre cuando se considera la combinación de pestillos y luces, de curvas metálicas y giros mortales con la que se lanza una mirada para entrar en otra mirada.
Los ojos levantan su lomo y arquean los párpados, casi se siente su ronroneo misterioso y aquel temblor de brillos los hacen luz en la noche para que al final se encuentren y se iluminen solidarios.
Dónde está el secreto que revele qué juego hace falta conocer, qué pregunta responder, qué territorio fundar, para saber que unos ojos tristes y otros más tristes descubrirán que miran el horizonte con la misma nostalgia y que cuando ven hacia el pasado no quisieran dejar en la nieve de su corazón congelado la misma pesada huella que casi extravió su esperanza.
Los ojos se encuentran, simplemente se estrellan como transeúntes afanados con urgencias ilusorias y manos llenas de soledad calcinada. Van caminando por cualquier calle pálida y detectan el color ocre de sus historias y saben que quieren seguir mirándose, pidiéndole a la muerte que los espere en una esquina por unos cuantos siglos, mientras se cruzan sus lágrimas nuevas y recuerdan juntos las antiguas.
Así se conocen, así abren sus almas los hombres. No saben cómo, no tienen idea de qué fuerza los llama a entregar su más antiguo dolor en un instante de colores, pero lo entregan porque no tienen más.
Mientras se miran él y ella, un tren descarrilado les lacera las arterias piel adentro. Sienten su revolución ruidosa, la historia que cada uno ha contado se desgarra palmo a palmo y charquitos de sangre les inundan las pupilas –todo el brillo está contenido en unos ojos sangrantes-.
Basta un eterno segundo para que sepan que mercadearon sus vidas en el cruce de miradas, pero cuando permanecen, no saben, no tienen idea de cuantos ocasos durará el delicioso desastre de morir en ojos de otro y confundir el mundo que miran con el mundo en el que son mirados.

Y yo me pregunto ¿eso dónde estaba escrito?
Aquí conjuro el pasado y queda consignado este deseo…
Que tus ojos tristes descansen muchas noches bajo mis párpados mientras veo como se cierran los míos a tu lado.

2 comentarios:

milonga dijo...

valla!!!

Motta dijo...

carajo y ahi que puedo decir.